En las últimas semanas vimos algunas diferencias entre una personalidad madura e inmadura. Ahora nos enfocamos en como llegar a desarrollar una personalidad madura. Según Thomas Härry, hay dos aspectos muy importantes: (1) nuestra infancia / adolescencia y (2) nuestra fe.
Desarrollo en nuestra infancia y adolescencia
Härry explica que "el ser y el actuar de cada persona, es el brazo extendido de su niñez, que alcanza hasta su realidad presente." En otras palabras, todo lo que vimos, vivimos y aprendimos desde que éramos niños, jugó un papel importante en nuestro desarrollo y nos convirtió en quienes somos actualmente.
Para cambiar nuestras maneras de pensar y actuar - para madurar - es necesario entender el "porqué" de nuestro actual pensamiento y comportamiento. Muchas veces un comportamiento inmaduro es solo la punta del iceberg - un síntoma. Si analizamos nuestra vida de forma más profunda, encontramos experiencias, convicciones, creencias, etc. que nos llevan a pensar, reaccionar o actuar de cierta manera.
En este sentido, un acompañamiento profesional por algún consejero o psicoterapeuta puede ser de mucha utilidad.
Dios obrando en nosotros
De acuerdo al apóstol Pablo, Dios está obrando en nuestras vidas y conforme le permitimos y nos volvemos partícipes en su obra, el a través de su Espíritu Santo va transformando nuestras vidas y produciendo frutos - madurez (Filipenses 1:6; Colosenses 1:9-11; Gálatas 5:22-23).
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿cómo me vuelvo partícipe en la obra de Dios? No se trata de religión - ir a la iglesia, leer la Biblia y orar. Aunque estas son cosas positivas y necesarias, en sí no producen cambios en nosotros. Se trata mucho más de entregar nuestras vidas a Dios, de abrir nuestras manos y recibir lo que Dios nos quiere dar. Härry lo explica así:
"Cuando Dios nos toma de la mano, nos guía hacía una madurez holística. Una madurez que abarca nuestro pensar, actuar, sentir y creer. Si solo nos volvemos piadosos, pero permanecemos en nuestros mismos patrones inmaduros, sufrimos de una malformación en nuestra fe."
"Para mi la fe no es un juego de campo, separado del resto de mi vida, donde sigo algunas exigencias religiosas, sino una fuerza vital y central en mi vida, que atraviesa todo mi ser y hacer."
En la mayoría de los casos, no se trata de una transformación espontánea, sino de un proceso. Un camino de la vida que nos lleva a través de cimas y valles según vamos avanzando. Conforme abrimos nuestras vidas a Dios, el va transformando nuestras prioridades y maneras de pensar y como resultado también nuestro actuar. Incluso cuando nuestra infancia o adolescencia dejó sus marcas en nuestra vida, El nos puede transformar.
Conclusión
Härry sugiere tres simples pasos que nos pueden ayudar:
Orar por una comprensión sanadora: Dios nos puede revelar las áreas en las que necesitamos madurar.
Enfocarnos en lo nuevo: para cada comportamiento inmaduro, existe una alternativa sana; saber cuál es y pensar en ella nos puede ayudar.
Dejar que nos acompañen: tener un amigo de confianza, algún mentor, consejero o psicoterapeuta que nos acompaña en este proceso, nos puede ayudar y animar.
Estos comentarios son un resumen de la primera parte del libro de "Die Kunst des reifen Handelns" escrito por Thomas Härry. Foto: Helena Lopez.
Comments