En esta vida, tarde o temprano todos nos enfrentamos a algún conflicto. La pregunta es ¿cuándo es conveniente tomar a un conflicto por los cuernos y cuando es mejor ignorar o evitarlo? Para responder a esta pregunta, vale la pena primero definir lo que es y no es un conflicto.
Thomas Härry sugiere que un conflicto es la tensión que se vive en medio de opiniones incompatibles, que suelen producir reacciones emocionales recurrentes en las personas afectadas, dejándolas estresadas y consumiendo su atención. Por otro lado nos recuerda que pequeñas diferencias, simples irritaciones o confrontaciones, así como errores cometidos que molestan a un par de personas, no son conflictos. Aún así, dónde acontecimientos irritantes se repiten, donde el descontento permanece y crece, y donde la desconfianza se vuelve crónica, deberíamos hacer algo.
Lo más conveniente es cuando podemos identificar diferencias importantes a tiempo, y evitar un conflicto antes de que se convierta en una situación compleja. Para ello puede ayudar si hacemos lo siguiente:
Tener diálogos aclaratorios: muchas inseguridades son el resultado de algún mal entendido - algo muy común en nuestra vida diaria - y muchas veces se pueden resolver cuando simplemente preguntamos ¿a qué te refieres con ello?
Ofrecer un espacio para opiniones diferentes: donde una pluralidad de opiniones y procedimientos no sólo son tolerados, sino incluso fomentados, surgen menos conflictos destructivos. También son espacios fértiles para encontrar las mejores soluciones.
Tener una guía para resolver diferencias: en cualquier organización puede ser de gran ayuda, tener una guía práctica con simples pasos a seguir para prevenir o resolver conflictos.
En círculos cristianos donde se promueve la paz y reconciliación, existe el riesgo de (a) ignorar conflictos - de simplemente barrerlos bajo la alfombra - o (b) resolverlos de manera rápida y superficial. Todo esto con la finalidad de evitar posibles confrontaciones. Desafortunadamente, a largo plazo esto tiende a complicar las cosas. Härry propone que muchas veces es conveniente permitir que el conflicto suba a la superficie o incluso nombrarlo, para luego resolverlo tranquilamente.
En medio de los conflictos o las confrontaciones, lo más natural es fijarnos en lo que la otra persona está haciendo mal. Sin embargo, una persona madura empieza por fijarse en si misma. Según Härry, el 99% de nuestras reacciones, palabras y comportamientos ante las demás personas, pueden tener su raíz en algún temor, enojo, dolor o decepción. Por ello vale la pena:
Analizar qué emociones sentimos en el momento y analizar cómo están afectando la situación o el conflicto.
Buscar maneras de reducir la intensidad de nuestras emociones - encontrar maneras de tranquilizarnos.
Tratar de ser objetivos: separar nuestras emociones de los hechos - tomar decisiones bien informadas y no bajo el impulso de nuestras emociones.
Adherirnos a nuestros valores y convicciones.
En conclusión, el autor comparte un consejo personal. Cuando una situación lo hace sentir ofendido, inquieto o preocupado, busca dejar sus emociones y la situación misma a los pies de Dios mediante la oración. Sin embargo, si a los dos días sigue con los mismos sentimientos, busca acercarse a la persona correspondiente y hablar al respecto.
Estos comentarios son un resumen del capítulo 9 del libro de "Die Kunst des reifen Handelns" escrito por Thomas Härry. Foto: Pixabay
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