En el mundo de la música, existen dos términos que se usan para describir una bella armonía o en su caso, la falta de la misma. Cuando se obtiene un sonido bello y claro, en sintonía con los demás elementos musicales, se dice que es resonante. En cambio, cuando dicho sonido no encaja en el ritmo o en la armonía musical, se dice que es disonante.
Los autores Richard Boyatzis y Annie McKee proponen que los mismos términos pueden ser aplicados en el aspecto de liderazgo. Un líder puede ser resonante. Esto implica que se mueve con un claro propósito, pasión y fuerza. Dá de sí mismo, sacrificando su tiempo, sus habilidades y su fuerza al servicio de las demás personas; pero también cuida de sí mismo, llevando un ritmo sustentable y apartando espacios para la renovación, garantizando así su resonancia a largo plazo. Sin embargo, un líder también puede ser disonante. Esto implica sacrificio y trabajo duro, sin espacios para la renovación, lo cuál lleva a la falta de propósito y pasión, y muchas veces resulta en un liderazgo frustrante que termina en el agotamiento físico y emocional, conocido como "burnout".
Estos mismos autores argumentan que existe un estrés relacionado al poder. En otras palabras, cualquier persona que ocupa una posición de poder, sufrirá el estrés relacionado con ello. Hace algunos años uno de mis amigos que fue el gerente de una gran empresa, me platicó que una persona lo visitó en su oficina y le dijo, "cómo me encantaría ocupar esta oficina y tener un puesto como el tuyo." Sin pensar mucho, mi amigo le respondió preguntando, "¿también te encantaría todo el estrés y los problemas que vienen asociados con este puesto?"
Cuando somos líderes, nos corresponde elegir entre diversas opciones y muchas veces la opción ideal no es tan obvia. Aún cuando ya sabemos en qué dirección ir, la toma de decisiones en equipo puede ser un proceso difícil. No sé diga el proceso de comunicar eficazmente dicha decisión y sus implicaciones. Todo esto puede generar un enorme estrés y una ansiedad.
El liderazgo es un ejercicio de poder e influencia, y muchas veces el poder crea distancia entre las personas. Muchos no quieren confrontar a un líder y decirle que está mal, y prefieren dejarlo solo. Esto lo puede dejar abandonado y sin relaciones de apoyo. Como resultado de todo ello, muchos líderes no solo terminan agotados emocionalmente, sino incluso con síntomas físicos como la alta presión sanguínea, acidez y úlceras estomacales, dolores de espalda y hasta problemas cardiovasculares. En realidad, nuestros cuerpos no fueron hechos para aguantar este tipo de estrés a largo plazo.
El presidente de los Estados Unidos de América, Abraham Lincoln una vez dijo así: "nunca pienses que alguien está desperdiciando tiempo cuando se detiene para afilar su hacha." Lo mismo aplica para nosotros como líderes. Si queremos ser resonantes a largo plazo, y sobrevivir como líderes, necesitamos tomar espacios de renovación - tiempos y espacios regulares que renuevan nuestro cuerpo, mente y alma. Este será el tema de la próxima semana.
Esta serie se basa en el libro de "Resonant Leadership" por los autores Richard Boyatzis & Annie Mckee. Foto: Thirdman.
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