Se podría decir que, como líderes, muchas veces operamos en una olla de presión. Hay tantas cosas que llegan hacía nosotros. La gente tiene diversas opiniones de como deberíamos hacer las cosas. Las personas hacen o dicen cosas que nos provocan, que nos hacen sentir enojados o lastimados. De pronto reaccionamos y nos encontramos en situaciones de las que después nos arrepentimos - situaciones que nos dan pena. La pregunta es, ¿Qué podemos hacer para superar estas situaciones y ser menos sensibles a las críticas? ¿Qué podemos hacer para vivir con menos ansiedad y no reaccionar tan fácil?
La realidad es que, como seres humanos, vivimos entre dos extremos - dos polos. En veces decimos si, cuando en realidad quisiéramos decir no. Tomamos decisiones que realmente no quisiéramos tomar. Otras veces simplemente no hablamos por miedo al rechazo de los demás, por miedo a vernos débiles o incluso tontos. Mucho de esto tiene que ver con creencias o convicciones subconscientes que rigen nuestra vida. Pensamos que nuestro valor está ligado a nuestro desempeño. En otras palabras, si hago bien las cosas soy bueno, pero si las cosas me salen mal o me equivoco, soy malo y termino odiando o despreciándome a mí mismo. Nos decimos que no se vale cometer errores y nos presionamos a ser unos super humanos perfectos. Todo esto nos lleva a vivir en ansiedad y nos impide a estar más relajados y disfrutar de la vida. Precisamente estas convicciones subconscientes nos llevan a reaccionar ante las críticas de las personas.
El autor, pastor y conferencista Pete Scazzero nos recuerda que como personas somos capaces de hacer tanto lo bueno, como lo malo. Veamos una lista de ejemplos. Podemos estar en lo correcto, pero también equivocarnos; ser abiertos y vulnerables, pero también defensivos y cerrados; ser fuertes, pero también débiles. Podemos estar seguros, pero también inseguros; competentes, así como incompetentes, cometiendo errores. Podemos ser amables, pero también groseros; pacíficos o violentos. Podemos amar, pero también odiar; ser humildes, pero otras veces arrogantes; tener empatía con unos, pero ser fríos y distantes con otros; ser inteligentes, pero también tontos; decir la verdad, pero también mentir o exagerar. Cualquier ser humano tendrá que navegar entre ambos extremos en su vida.
Como personas, muchas veces nos dividimos en dos extremos: o nos vemos como buenos o nos vemos como malos. De acuerdo a Pete, las personas maduras aceptan tanto su fortaleza como su vulnerabilidad - su quebrantamiento. Aceptan todas sus partes y reconocen que disponen tanto de fortalezas como de debilidades. Aceptan estos dos extremos sin juzgarse a sí mismos. El problema surge cuando no reconocemos todas las partes en nosotros, o cuando hay aspectos de nuestra humanidad con los cuales no nos sentimos cómodos. En ese caso, cuando otra persona saca a la luz lo que no hemos aceptado en nosotros mismos, vamos a reaccionar, etiquetando a la otra persona como mala, defendiéndonos, incluso atacando a dicha persona. En cambio, una persona madura puede conservar la calma e incluso mostrar una apertura para aprender, invitando a un diálogo que le permita entender mejor lo que se está criticando y buscar soluciones constructivas.
Bueno, ¿entonces cómo podemos superar esta reactividad y responder mejor a las críticas? Por un lado, podemos explorar nuestras convicciones subconscientes: analizar las creencias internas que realmente rigen nuestra vida y preguntarnos que nos ha llevado a adoptar dichas convicciones. Por otro lado, necesitamos aprender a aceptar todas las partes de nuestra humanidad: tanto lo bueno como lo malo, lo fuerte como lo quebrantado. El evangelio nos dice que a través de Cristo somos santos y somos pecadores. El ser pecador implica que parte de mi está quebrantada, que tarde o temprano me voy a equivocar y hacer lo malo. El ser santo implica que a través de Jesús soy perdonado y amado, tal como soy. El saber que soy amado profunda e incondicionalmente, me hace libre y me permite disfrutar la vida. A través de Jesucristo podemos aceptar la sombra en nuestra vida, y vivir con ella. Obviamente esta transformación no sucede de un día para otro, sino que se trata de un proceso en el que participamos a lo largo de nuestra vida.
Pensando en esta semana, quiero dejarle un simple reto. La próxima vez que alguien lo critica, procure responder con una actitud abierta. En vez de defenderse o atacar, simplemente responda diciendo "me gustaría saber más y aprender más de ello; ¿me podrías explicar a qué te refieres?"
Estas ideas se tomaron del episodio de "Getting Free from Criticism, Triggers, and Reactivity", el cuál forma parte del Podcast llamado Emotionally Healthy Leadership, por Pete Scazzero. Foto: Pixabay.
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