Es probable que cada líder estuviera dispuesto a admitir que estos últimos años no han sido fácil. Quienes dirigimos en las iglesias, escuelas y otras instituciones, tuvimos que encontrar maneras de seguir operando y alcanzando a las personas, a pesar de las restricciones. Quienes dirigen en el sector empresarial, han enfrentado la escasez de productos, los retos de logística y los precios elevados, entre muchas otras cosas. El mundo como lo conocíamos ha cambiado y la mayoría hemos quedado con familias o comunidades divididas y polarizadas por diferencias de opinión.
Aunque parece ser que poco a poco ya vamos de salida, es importante reconocer que todo lo que pasó, ha dejado secuelas en nosotros. El autor y conferencista Craig Groeschel argumenta que toda esta crisis por la que hemos estado pasando, ha dejado efectos tanto en nosotros como en nuestros equipos.
Para determinar donde realmente nos encontramos, nos motiva a hacernos cuatro preguntas:
¿Cómo me encuentro físicamente?
¿Cómo me encuentro emocionalmente?
¿Cómo me encuentro en mis relaciones?
¿Cómo me encuentro espiritualmente?
Puede ser que en los últimos años hemos estado tan enfocados en garantizar que nuestras organizaciones salgan hacía adelante, que no nos hemos dado cuenta como nos hemos quedado emocionalmente exhaustos, mentalmente agotados, espiritualmente fatigados. Es importante reconocer que hay una enorme diferencia entre estar cansado y estar agotado. El cansancio se resuelve con algunas buenas noches, una siesta o unas breves vacaciones. Pero si nos encontramos agotados, requerimos de un tiempo significativo para hacer cosas que nos vuelven a llenar de energía. No tenemos mucho que ofrecer a los demás, cuando personalmente nos encontramos agotados. Por ello es importante primero analizar donde nos encontramos personalmente y buscar llenar nuestros propios tanques. El cómo puede variar de una persona a otra, pero lo importante es encontrar lo que funciona para nosotros.
Así como todo esto afectó a nosotros como líderes, también afectó a nuestros equipos. Craig sugiere también acercarnos a ellos y ver como están. Recomienda hacer estas tres preguntas:
¿Cómo te encuentras personalmente?
¿En qué te podemos ayudar?
¿Qué parte de nuestra estrategia deberíamos de cambiar?
Es probable que haya personas que también están sufriendo de dolor y que requieren sanar. Aunque haya equipos que sigan motivados y trabajando con todas las ganas del mundo, puede haber otros que se quedaron divididos, agotados y confundidos. Ahora más que nunca se requiere de líderes que se acerquen con compasión y preocupación a su gente, y busquen ayudarles a sanar. Es importante retomar nuestra visión, nuestros valores y establecer metas a corto plazo que se puedan alcanzar y motivar a las personas. En estos tiempos requerimos de más comunicación que nunca. Como líderes necesitamos estar al frente y ofrecer claridad, pero también estar dispuestos a escuchar a los demás. Todo ha cambiado y las organizaciones que no cambian, se quedarán atrás. Muchas veces las personas que ven los cambios necesarios son nuestros equipos que día con día se encuentran al frente. Tomemos tiempo para ellos.
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