Justo estos días hablaba con un amigo sobre el tema de los terremotos. Para la ciudad de México parece ser un tema común, pero lo que llama la atención es como también se han reportado temblores menores con más frecuencia en el norte del país. Cuando se habla sobre el impacto de los sismos en los edificios, se habla de la integridad estructural de los mismos. Un edificio con una buena integridad estructural tiene la capacidad de pasar por un temblor sin sufrir daños serios. Sin embargo, cuando un edificio queda derrumbado durante un temblor, se refiere a la falta de integridad estructural.
Se podría decir que lo mismo pasa con nosotros como líderes. La vida viene llena de altas y bajas - tiempos de éxito y avances, así como también temporadas de crisis y fracasos. Una pregunta que nos podemos hacer es ¿cómo reaccionamos ante las crisis o los fracasos en nuestra vida? O, en otras palabras, ¿contamos con la integridad para pasar por ellas sin que nos dejen desanimados, desalentados o incluso destruidos?
En la realidad vemos que muchos líderes no cuentan con la capacidad de enfrentar a tormentas. En tiempos difíciles se ve afectada tanto su organización, como su vida personal y familiar. En el peor de los casos se ve un colapso en dichas áreas. Carey Nieuwhof menciona que la tensión está en que muchas veces no vemos el problema hasta que nos pega la tormenta. Una vida "normal" realmente no pone a prueba nuestra integridad - pero una crisis si lo hace. Sin embargo, muchas veces cuando nos pega la crisis, ya es demasiado tarde para arreglar lo que está mal.
Nieuwhof sugiere que hay 5 señales entre otras, que nos muestran que nuestra integridad está vulnerable.
Cuando pensamos que el mundo gira alrededor de nosotros. Las personas egoístas tienden a lastimar a sus organizaciones, familias y amigos. Cuando todo se trata de nosotros, no hacemos sacrificios por los demás. En cambio, una persona con integridad está consciente que necesitamos el uno del otro. No solo busca su propio bien, pero también el de los demás.
Cuando nuestra autoestima se eleva y cae con las opiniones de los demás. Un líder seguro de sí mismo puede ver el camino correcto y dirigir a su gente a través de condiciones pesadas. Pero un líder inseguro tiende a titubear con cada cambio de opinión pública. Eso significa que realmente no está dirigiendo a nadie, ni siquiera a sí mismo.
Cuando empezamos a esconder cosas. No es necesario que platiquemos todo a todo mundo (ni siquiera es sano), pero alguien si necesita saber todo. Cuando tendemos a guardar secretos, es probable que nos estamos dirigiendo a una caída (por ejemplo, cuando nos da miedo compartir la contraseña de nuestro celular o de la computadora con nuestra pareja o amigos cercanos, es porque estamos escondiendo algo). Nieuwhof comenta que, entre su esposa, amigos cercanos y su consejero, cuenta con un círculo íntimo de personas que saben todo sobre él.
Cuando no hacemos lo que prometimos hacer. No se trata meramente de cumplir con nuestras promesas, pero de cumplir con nuestra palabra en todo tiempo. Es mejor sorprender a alguien con una acción, que estar prometiendo cosas que no podemos cumplir. Donde el último es el caso, la gente tiende a perder su confianza en nosotros.
Cuando hacemos demasiadas concesiones. El propósito del liderazgo no es buscar que todo mundo nos quiera o siempre buscar el camino más fácil. Más bien consiste en encontrar el mejor camino y motivar a la gente a ir en una dirección en la que no iría sin algún liderazgo. Cuando llegamos a hacer demasiadas concesiones, nuestro liderazgo será menos eficaz.
No solo veas estas cosas como debilidades en tu carácter, pero más bien piensa en lo que está en juego. Cuando la crisis llega - y tarde o temprano de seguro llegará - no permanecerás parado. Así de sencillo. Pero cuando prestas atención a estas áreas de tu vida, podrás crecer en tu integridad y con ello también en tu habilidad de vivir y dirigir a través de tiempos difíciles.
Estas ideas fueron tomadas del blog de Carey Nieuwhof, titulado "5 Signs you are lacking integrity". Foto: Mike B.
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