El segundo pilar de la inteligencia emocional es el autocontrol de nuestras emociones. Este se divide en cuatro partes:
1. Una orientación hacia los logros:
Una persona orientada hacia los logros busca trabajar hacia un estándar de excelencia. Puede ser una necesidad personal de mejorar su propio desempeño, de superar a los demás o de superar los mayores logros.
Esta se demuestra al anticipar obstáculos a nuestras metas, tomar riesgos calculados, fijar metas mensurables, actuar en vez de esperar, buscar información de maneras diferentes y omitir la burocracia donde esto sea necesario.
Un primer paso para crecer en este aspecto, es establecer metas claras y bien formadas, que te retan para ir hacia adelante. Pensando en la última semana, ¿cuáles problemas u obstáculos se presentaron en tu trabajo? ¿Te quedaste esperando con las esperanzas de que desaparecieran, o tomaste acción al respecto? ¿Cómo pudieras lidiar con situaciones similares en el futuro?
2. Una adaptabilidad:
La adaptabilidad es la habilidad de ser flexible y trabajar de manera eficiente ante una variedad de situaciones cambiantes, así como con diversos individuos o grupos; la disposición de cambiar las ideas propias, en base a nueva información.
Esta se demuestra al manejar distintas responsabilidades con facilidad, lidiando con cambios de prioridades, y adaptando planes, comportamientos o enfoques de acuerdo a la situación.
Cuando estés trabajando en un proyecto o haciendo decisiones, puede ser de ayuda el preguntarte:
¿Existen otras maneras de hacerlo?
¿Qué más podría intentar?
¿Hay mejores maneras de trabajar con esta situación?
3. Un autocontrol emocional:
El autocontrol emocional es la habilidad de mantener nuestros sentimientos y emociones impulsivas bajo control - de evitar acciones negativas al ser provocados, al enfrentar oposición o al trabajar bajo presión.
Este se demuestra al mantener la calma ante el estrés, al controlar nuestros impulsos, al permanecer positivo incluso en situaciones difíciles y al poder terminar un trabajo en medio de emociones negativas.
El llevar un diario de nuestras emociones, anotando lo que sentimos en diferentes momentos e identificando cuándo perdimos el control, nos puede ayudar a crecer en este aspecto. Así mismo será de ayuda identificar qué situaciones provocan fuertes reacciones emocionales en nosotros, y encontrar maneras para evitar esas situaciones o reaccionar de manera diferente ante ellas.
4. Una actitud positiva:
La actitud positiva es la habilidad de ver lo bueno en los demás, así como en nuestra situación actual. Se trata de ver las amenazas como oportunidades y ver al mundo como un vaso "medio lleno".
Se demuestra al ver oportunidades en vez de amenazas, al tener expectativas positivas de los demás, tener esperanza para el futuro y ver el lado positivo de situaciones complejas.
Aquí sirve pensar en situaciones recientes que te hayan causado ansiedad o enojo. Viendo ahora hacia atrás, ¿valió la pena o fue justificado? ¿Qué hubieran sido otras maneras más positivas de responder ante la situación?
Foto: Andrea Piacquadio
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