Hace poco más de cincuenta años, se descubrió el Buda de Oro en Bangkok, Tailandia. Por muchos años una estatua fea de Buda, hecha de concreto, había estado en medio de la ciudad. Ahí los visitantes dejaban su basura o colocaban sus mochilas mientras alistaban su cámara. Un día vino un monje budista para llevar a la estatua a su templo. Mientras la trasladaban, esta se partió y conforme se fueron cayendo algunas piezas, el sacerdote notó algo por debajo del concreto. Con la ayuda de otras personas removieron parte del concreto y en su interior encontraron la escultura de oro más grande del mundo. ¡Más de 2 metros de alto!
¡Increible! A lo largo de muchos años esa pieza de oro había estado ahí - pero nadie lo sabía. Al contrario, se puso poca atención en esa estatua. Se fue ensuciando y se convirtió en un lugar para la basura. ¿Hubiera sido diferente si la gente hubiera reconocido lo que estaban en su interior? Todos estaban ignorantes respecto al "inventario" tremendo que contenía esa estatua.
Tu te pareces mucho a esa estatua de concreto. Tu verdadero valor se encuentra en tu interior, si sólo tomarías inventario de tigo mismo. Todos los que han trabajado en alguna tienda, saben lo que significa la palabra "inventario". Cuando contabilizas tu inventario, implica contar todos los productos que tienes en existencia. Uno por uno, se cuenta todo hasta que se sabe con claridad que se tiene, y que se necesita pedir. La mayoría de las tiendas contabilizan su inventario de una a dos veces al año - algunos incluso de manera mensual. De hecho, no puedes administrar bien a un negocio sin saber que se encuentra en tu inventario.
Había una vez un jóven, que al cursar el 2º semestre del a preparatoria, fue eliminado del equipo de basquetbol porque el entrenador pensaba que no era lo suficientemente bueno. Hubiera sido fácil decir "con esto basta; yo me rindo." Sin embargo no lo hizo. Tomó inventario de sí mismo, analizó sus fortalezas y empezó a desarrollarlas. Muchos piensan que es el mejor jugador de la historia. Michael Jordan tuvo que hacer lo que nos toca hacer a todos: hacer inventario y ver sus habilidades y sus talentos como el oro dentro de sí mismo, a pesar de lo que pensaba el entrenador.
Una persona no se puede desempeñar consistentemente de una forma que no coincide con la manera en que se ve a sí misma. Por lo general, tu desempeño será una reflexión de cómo te ves a ti mismo. Si piensas que eres una persona promedio, tu rendimiento será promedio. Muchas veces no alcanzaremos nuestro verdadero potencial, simplemente por que no lo vemos nosotros mismos. Vale la pena hacer inventario de nuestra propia vida y analizar cómo nos ha creado Dios. ¿Cuáles son nuestras fortalezas? ¿Qué nos motiva?
Capítulo tres, del libro "Habitudes: Images that form Leadership Habits and Attitudes" por el Dr. Tim Elmore. Foto: Suraphat Nuea-on
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